jueves, 19 de febrero de 2009

MECAPALEROS

El llamamiento en el Centro de Capacitación Misional de Guatemala (2000-2001), nos permitió conocer, a través de los 1550 misioneros de centroamérica que recibimos, la rica cultura de esos pueblos, en su mayoría lamanitas, y tener la certeza que en la zona denominada mesoamérica –sur de México, Guatemala, Honduras y el Salvador- se llevaron a cabo los principales acontecimientos relatados en el Libro de Mormón. Las ruinas, con sus imponentes pirámides, templos y observatorios, junto con la geografía del lugar, apoyan esta idea. Los mayas y aztecas actuales, son dignos descendientes de esas grandes civilizaciones precolombinas. Pero ese es otro tema…

Ahora me voy a ocupar de un personaje muy singular que encontramos a la vera de las empinadas rutas de Guatemala, a veces surgiendo de entre los montes, pero siempre cargando y llevando a pie leña para su casa.

A continuación, describiré en detalle su indumentaria y posturas:

*El peso de la carga se estima entre 80 y 100 libras (aproximadamente 40-50 Kgs.). En el campo lo llaman cargar a “tuto”. La carga no se la puede quitar, ya que por el peso no podría cargarla nuevamente. Para descansar, tiene que encontrar una roca o saliente en la montaña, que calce bien para apoyarla. Luego reanuda la marcha y alcanza su destino.

*Mientras camina, el hombre usa un “cayado”, especie de bastón con extremo corvo, especial para pastores y para protegerse la espalda se coloca un poncho arrollado. También lleva consigo un “tecomate”, también llamado “jícara” o “pumpo” para llevar agua, un hacha y un “morral” de lazo, parecido a un bolso colgado en su costado.

*En su frente apoya el “mecapal” hecho en lazo o cuero y es lo que une y sostiene toda la carga. Tiene dos orificios en los extremos por los que pasa el lazo que es atado firme de un lado y con un nudo fácil de desatar del otro extremo. Cuando llega a destino lo suelta y la carga cae al piso.

*Al caminar, para permitirle equilibrar el peso, inclina hacia delante el cuello. Asimismo flexiona las rodillas y sus pasos son cortos pero firmes y a veces hasta se permite trotar., lo que le permite caminar grandes distancias. A veces camina por senderos estrechos, que ni los caballos entran: peligrosos por sus pendientes y muchas veces pedregosos, lo que dificulta su andar. Siempre lo acompaña un “chucho” (perro), una linterna y una honda, cuyo proyectil son unas bolas pequeñas que ellos mismo preparan con arcilla roja cocida, para protegerse de alimañas u otros animales salvajes del campo.

*Por lo general, se ven alegres y felices (Mosíah 24:15), ya que después de su tarea en el campo de 10 y 12 horas, regresa a su casa llevando la leña que su mujer necesita para cocinar los alimentos y calentar el ambiente de su rancho, cuyas paredes son de caña de “milpa” (maíz) y el techo de paja.

*Al llegar el tiempo de la cosecha, también carga la milpa, papas, frijoles, etc. La distancia a su casa por lo general, es de tres o cuatro leguas (aproximadamente de 12 a 16 Kilómetros).

Al meditar sobre estos hombres tan sacrificados, me he permitido establecer algunas analogías con principios del evangelio:

1. El cuello inclinado es una demostración de humildad. No es de “cabeza erguida” ni “duro de cerviz” (2 Nefi 28:14)

2. Las rodillas flexionadas, indican que “toda rodilla se doblará” (DyC 76:110) y también representa la postura normal para orar al Padre.

3. El Señor no nos quita las cargas, sólo las hace más livianas si “venimos a Él” (Mateo 11:28-30), y ser humildes, mansos y orar siempre (Alma 34:18-27; Mateo 26:41).

4. Al analizar Mosíah 24:12-15, aprendemos que el Señor nos promete, que no sentiremos las cargas sobre nuestras espaldas y que no nos dejará solos si nos sometemos con alegría y paciencia a Su voluntad. ¡Qué gran promesa! Por lo tanto estemos “dispuestos a someternos a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre nosotros” (Mosíah 3.19)

Hasta la próxima.

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