viernes, 26 de junio de 2009

REFLEXIONES AL LLEGAR A LOS 80

“En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia.”
Job 12:12

A lo largo de nuestra vida pasamos por diversas etapas: niñez, adolescencia, juventud, madurez, senectud. Cada una de ellas tiene su encanto y merece ser vivida plenamente, aprovechando las oportunidades que nos deparan y, en lo posible, evitando lamentos o quejas cuando vamos creciendo y envejeciendo, ya que según Salomón, si bien es cierto que “la gloria de los jóvenes es su fuerza…la hermosura de los ancianos es su vejez.” (Proverbios 20:29)
En este mes de junio, voy a integrar el selecto grupo de los “mayores de 80 años”, que en nuestro país tiene 1.000.000 de “socios”, apenas un 2,7 % del total de la población, con una expectativa de vida de 77 años. Asimismo, si consideramos que en el planeta hay aproximadamente 5.900 millones y lo habitan sólo 100 millones entre esas edades (1,70%), es realmente un privilegio estar vivo.
Estoy convencido que llegar a la vejez con buena salud y bienestar físico, espiritual y mental, en gran medida está determinado por los hábitos y estilos de vida, si es que logramos zafar de enfermedades genéticas graves. En mi caso, obedecer el “código de salud del Señor”, llamado la Palabra de Sabiduría (Sección 89 de Doctrina y Convenios)), me ayudó especialmente y, además, pude comprobar el cumplimiento de sus promesas:
“Y todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en el ombligo y médula en los huesos;
“Y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos;
“Y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.
“Y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y no los matará. Amén.”
(Versos 18 al 21)
Hoy, como nunca, estoy de acuerdo con el poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009): “Cuando por los años, no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa un bastón. Pero nunca te detengas.”

Además, cultivar la mente y desarrollar y afirmar el carácter, con los principios del Evangelio de Jesucristo como base, hacen la diferencia. “No malgastes los días de tu probación…” (2 Nefi 9:27)

En la escritura de Job ya mencionada, habla de “ciencia e inteligencia” de los ancianos; ¿será por eso que creen que conocen todas las respuestas, pero con desazón comprueban que nadie les pregunta nada?
El otro día, un vecino mayor que yo, me decía que a veces, cuando está sentado en la cama, no recuerda si se está levantando o se va a acostar, ¡pobre!
Lo que yo sí estoy comprobando con preocupación, es que mi lista telefónica de nombres que comienzan con “doctor”, está superando a la de mis amigos…
¡Cuidado! Hay algunos muy mayores que se han tomado en serio la profecía de Joel “vuestros ancianos soñarán sueños…” (2:28), y se la pasan reposando.

Una declaración (casi una súplica) de 3.500 años atrás, tiene plena vigencia hoy, y hay que prestarle la debida atención: “No me deseches en el tiempo de la vejez, cuando mi fuerza se acabe, no me desampares.” (Salmos 71:9)
¿Será por eso que el único mandamiento con promesa dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”? (Éxodo 20:12)
Tal vez en esta etapa, lo más difícil sea seguir adelante y mantenerse firme en nuestras metas, creencias y obligaciones, cuando surge algo inesperado a nuestras vidas que nos hace tambalear. “La grandeza de una persona –dijo el Elder Marvin J. Asthon—se mide por la manera en que ésta reacciona ante los sucesos que parecen ser totalmente injustos, desmedidos e inmerecidos. A veces tenemos la tendencia de dejarnos vencer por una situación, en lugar de sobrellevarla…” (Liahona, octubre de 1984,pág.18).
El ejemplo de Abraham es digno de ser tenido en cuenta: “Y no se debilitó su fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años)…” (Romanos 4:19)

Cuando era un adolescente, un gran maestro que tuve después de una clase en la Mutual, poniéndome su mano en mi hombro me dijo:
Hugo, cuando tú viniste al mundo, estabas llorando y sonreían los que estaban a tu alrededor; vive de tal manera, que cuando salgas de este mundo, los que te rodeen estén llorando, y tú puedas sonreír…”
Creo que hoy como ayer, debemos seguir el consejo de Pablo a Tito: “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Y las ancianas asimismo sean reverentes en su porte, no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien.” (2:2-4)
Hace unos años atrás, al terminar una Charla, un joven se me acercó y me preguntó “cómo me gustaría que me recordaran.” No tuve respuesta, pero vino a mi mente lo que Jehová le dijo a Abraham: “…y serás sepultado en buena vejez.” (Génesis 15:15)

¡Hasta la próxima década!
Hugo N. Salvioli- Junio de 2009

1 comentario:

  1. todavía me acuerdo de ese díaa!!!
    era re chiquita, tenía como 9 años!!
    qué linda foto
    feliz cumpleaños abuelo!!!

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