viernes, 1 de mayo de 2009

"NO ESTÁ AQUÍ..."

Para comprender cabalmente el título de este artículo, debemos completar la oración: “...sino que ha resucitado de los muertos."(Lucas 24:6) Probablemente la declaración más trascendente y esperanzadora de las escrituras. Es menester recordar las preguntas que Pablo formuló a los santos en Corinto:

“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55)Los israelitas instituyeron la Fiesta de la Pascua o del “pan sin levadura”, para recordar que el ángel destructor pasó de largo sobre las casas de los hijos de Israel, librándolos de la esclavitud de los egipcios. Para ello, se usó la sangre de corderos sin mancha como señal en los dinteles. (Éxodo 12:21-28)Jesús mismo asistió a varias Pascuas (Lucas 2:41-42). La primera de ellas cuando era niño (12 años) acompañado de sus padres. La última vez, Él mismo celebró su inminente sacrificio expiatorio, en la víspera de la noche de su crucifixión: “Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.” (Mateo 26:18).La muerte del “Cordero de Dios”, es un tipo de salvación infinitamente mayor que el libramiento de la muerte de los primogénitos de Israel, ya que nos liberó de la muerte eterna (resurrección) y de la esclavitud del pecado (muerte espiritual). Podemos afirmar que Cristo es nuestra pascua:“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Cor. 5:7; ver Éxodo 23:15).

Al leer el capítulo 12 de Éxodo, podemos observar la profunda analogía y el carácter simbólico del “Cordero pascual”; en el versículo 5 leemos: “el animal será sin defecto...”, por cierto símbolo de Jesucristo. Asimismo, los “panes sin levadura” que no solo les recordaba el apresuramiento con que habían salido de la esclavitud, sino que la levadura representaba la hipocresía y el orgullo.

Para profundizar en la expiación, debemos considerar tres lugares claves de la última semana del Salvador: 1) El Jardín de Getsemaní, donde tomó sobre sí el dolor y los pecados de la humanidad: “Su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” (Lucas 22:44; ver Dy C 19:18) 2) El Gólgota o Calvario, especialmente las tres últimas horas, donde lo humillaron y padeció la muerte física.3) El sepulcro, cedido por Jose de Arimatea.Mientras colgaba en la cruz, el Salvador hizo siete declaraciones, que demuestran Su amor, perdón, obediencia, esperanza y sacrificio infinitos:
1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34)2. “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43)3. “Mujer, he ahí tu hijo”, le dijo a Su madre. A Juan el amado, el único apóstol registrado que estuvo presente en la crucifixión, agregó: “He ahí tu madre.” (Juan 19:26-27)4. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” 5. “Tengo sed.” (Juan 19:28)6. “Consumado es.” (Juan 19:30)7. “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” Lucas 23:46)

El participar semanalmente de la Santa Cena, nos provee la oportunidad de hacer un sacrificio personal, de un corazón quebrantado y u espíritu contrito, recordando Su sacrificio por nosotros. (3 Nefi 9:20)Al igual que Nefi, yo “no sé el significado de todas las cosas...” pero sé que me ama, (1 Nefi 11:16-17), y que en el momento que Él disponga, también mi tumba quedará vacía.
Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Querido Hugo:

    Este sitio es una inspiración para todos los que te admiramos y apreciamos como persona, maestro, líder en Sión y compañero de la obra más importante de este mundo, la obra de Dios.
    Recibe un gran abrazo. Enrique Resek (ex misionero de la Misión Bahía Blanca y uno de tus asistentes)

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